Antifragilidad y azar: el arte de usar la suerte a tu favor

Durante mucho tiempo pensé que la suerte era una mera excusa que usaba la gente para justificar el fracaso. Hasta que maduré y entendí que el azar forma parte del juego. 

No solo está presente en los casinos, sino en cualquier contexto en el que se deba tomar decisiones: en la vida, negocios, entre otros. El autor que me permitió entender la realidad del azar fue Daniel Kahneman en su libro Pensar rápido, pensar despacio: en este explica que el cerebro actúa con una combinación de intuición rápida y pensamiento analítico. Además, expone que en varias ocasiones, las mejores decisiones son tomadas por la capacidad de aceptar y asumir lo imprevisible.

Los años pasan hasta que descubro a Nassim Taleb y su obra Antifragilidad que me enseñó que la suerte no solo se trata de un simple recurso externo, sino de una fuerza que nos puede impulsar si estamos preparados para recibirla. En definitiva, el azar es un componente presente en nuestras decisiones, pero también depende de nosotros cómo queramos gestionarla cuando se presente.

La ilusión del control — Lo que Kahneman nos enseñó sobre la mente humana

Kahneman sostiene que tomamos decisiones a través de dos sistemas:

El primero actúa sin esfuerzo; el segundo requiere energía y reflexión. El problema es que ambos coexisten en conflicto constante.

Por ejemplo: en un casino, el jugador que gana dos veces seguidas siente que “está en racha”. Su mente activa el Sistema 1 y le hace creer que el azar está de su lado. Pero la realidad —que el Sistema 2 trataría de recordarle— es que cada jugada es independiente.

Sin duda, una prueba más que este patrón no solo está presente en los mejores casinos online, sino que se repite en la vida real 

Empresarios que creen haber descubierto la fórmula del éxito tras un buen trimestre. Inversores que confunden la suerte con el talento. Profesionales que atribuyen su progreso únicamente a la planificación, ignorando el papel del contexto o de las oportunidades imprevistas.

A título personal lo he vivido: caer en la misma trampa más de una vez. Sentir que he logrado algo con un sistema infalible, pero que luego no funciona. Son situaciones que nos obligan a redirecciones la estrategia para adaptarnos a la situación.

La verdadera suerte existe cuando el individuo con su mente dejan de poner resistencia a lo inesperado y lo usa como herramienta de aprendizaje y fortalecimiento de su propio carácter para desarrollar y potenciar la resiliencia.

La antifragilidad — Cuando el caos te beneficia

Nassim Taleb propone en su libro que hay tres tipos de sistemas: los frágiles, los robustos y los antifrágiles.

En los juegos de azar estos sistemas se ven de la siguiente manera:

A todo esto, Taleb lo conceptualizó con el nombre de “opcionalidad”, es decir, el diseño de diferentes decisiones, así, en el peor de los casos, que no destruya a la persona; y, si sale bien, que te multiplique.

Volvemos a lo mismo: la antifragilidad es aplicable en todas las facetas de la vida, no solo en el juego, sino que también en la vida personal, las finanzas e inclusive en el emprendimiento.

En resumen, la antifragilidad consiste en la creación de sistemas que nos permiten no derribarnos en caso de error, sino aprender. En ese momento es cuando la suerte deja de ser azar y pasa a ser una ventaja competitiva para nosotros. En consecuencia, tal como afirma Taleb, la antifragilidad es el resultado de la suma de la preparación para lo imprevisible.

Cómo usar la suerte sin perder la cabeza

Tomar decisiones irracionales no significa actuar por impulso; sino aceptar que no todo se puede calcular y analizar. Según Kahneman, la intuición es la voz interior que llevamos y que se ha forjado mediante la experiencia. Personalmente, he visto a personas con tomando decisiones que han plasmado en una hoja en blanco de manera muy esquemática, pero que en el momento de ejecutarlas han sido un éxito. No fue una decisión irracional, sino que la tomó desde su experiencia. Otro tipo de situación es el de empresarios que apuestan por un producto que no está acabado, lo adaptan sobre la marcha y hacen que sea un éxito, sin duda, un ejemplo del uso de la suerte sin perder el control.

Es verdad que actuar desde la racionalidad, nos permite protegernos de cometer errores, pero puede ser limitante para nosotros mismos, dado que, cualquier decisión que tomemos, está sujeta a algún riesgo, independientemente si es elevado o no. En el caso de la suerte, necesita espacio, pero es en ese instante cuando podemos aprovechar nuestra experiencia, criterio y coraje para seguir hacia adelante y lograr construir la suerte en ese espacio. No se trata de apostar todo por la suerte, sino aprender a jugar con ella. No hay sistemas que garanticen el éxito; pero hay métodos para reducir los riesgos, no perderlo todo, aprender y volver con más fuerza.

Dejar espacio al azar

Como hemos ido analizando a lo largo de este artículo, la suerte no se puede controlar; pero sí prepáranos para recibirla y abrazarla. 

No podemos cambiar el funcionamiento innato de nuestras mentes; pero sí podemos trabajarnos a nosotros mismos para no ser esclavos de nuestros propios sesgos; así como, tener la perspectiva que el desorden no siempre debe ser sinónimo de fracaso y destrucción, sino de oportunidad para volver a construir, más fuertes y con más convicción.

Cuando aceptamos que lo imprevisible forma parte de nuestra cotidianidad, todo cambia, dejamos ir el análisis constante, el miedo para abrazar todo lo que se nos ponga por delante, con tal de no quedarnos parados y seguir progresando. Sí, en el juego también se puede enfocar así. Querer eliminar el azar y el riesgo es como querer tener controlado absolutamente los cambios climáticos; no lo hacen los expertos, menos lo haremos nosotros. 

No se trata de que busquemos la suerte constantemente; se trata de continuar formándonos, aprendiendo para que cuando llegue la oportunidad seamos más veloces que nadie para aprovecharla y en toda esta combinación será cuando podremos decir que tuvimos suerte. Recuerda: la suerte es la combinación de la preparación y saber coger la oportunidad. Las personas que logran tanta “suerte” son las que saben moverse en medio de la incertidumbre, con la mente abierta, humildad y la suficiente preparación para convertir una oportunidad en un hecho real.

Axel Mocciaro

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